domingo, 28 de febrero de 2010

La Casa Real del Jamón (C/Covadonga, Oviedo)






¿Por qué cuando vas al carrefour, eroski, ikea, leroy merlin, etc, en la caja en que te dispones a pagar, que tu crees que es la que menos gente tiene y con menos artículos, siempre aparece algún problema? Ya sea que la tarjeta del comprador no funciona, que el artículo no está correctamente etiquetado con lo cual no pasa por el lector y hay que llamar al encargado correspondiente con la consiguiente demora... y vas viendo como en las cajas de al lado van pasando como tiros... y te suele quedar cara de pringao

Pues esto no tiene nada que ver con lo que voy a contar, pero tenía ganas de decirlo. En "La Casa Real del Jamón" me encontré con todo lo contrario de lo que el Decálogo del Buen Restaurante aconsejan ofrecer. La verdad que el lugar tiene todo el potencial para ser una máquina de hacer dinero; a primera vista desde la calle ya llaman la atención esos carteles castizos, ofreciéndote mesón, parrilla, sidreria, tapas, jamones, charcutería, fabada, tienda, especialidad en chuletón de buey, productos ibéricos... y todo ello acompañado con vitrinas repletas de quesos, embutidos, jamones, vinos; había pasado cientos de veces por delante de este establecimiento y siempre se me había escapado un fugaz vistazo unido a una visualización de mi persona sentada a la mesa con un gran cuchillo de sierra y un chuletón de buey en el plato; esta vez me decidí a entrar...

Voy a intentar ser conciso, tajante y breve en la medida de lo posible ya que las múltiples carencias del local no tendrían cabida ni en cincuenta blogs.

Domingo a las 14,30h, sólo había otras 2 mesas ocupadas, al sentarnos la camarera llega y nos comienza a recitar el "menu del día" directamente (y eso que yo iba derechito al "pruebe nuestra especialidad: chuletón de buey").
- Disculpe, pero nos gustaría ver la carta.
- Ahí teneis la carta -dijo señalando para un folio plastificado y doblado a la mitad.
Yo ya había ojeado dicha "carta" y ni el buey ni ningún otro tipo de carne a la parrila aparecia en la misma. Simplemente tablas de embutidos y quesos por la parte de atrás.
- ¿no tienen otra carta con las carnes de la parrila y demás cosas?
- eeeee, aaaaaa, un segundo que pregunto en cocina.
Que pasa, ¿que no sabes ni siquiera si existe una carta? No me lo puedo creer... A los 2 minutos:
- Aqui os traigo la carta pero preguntadme porque no hay todo lo que trae ahí.
- Ok, pregunte directamente si tienen chuletón de buey.
Mientras ocurre todo esto entra un grupo de unos 6 ó 7 jóvenes y otra pareja y a la camarera, y digo camarera porque sólo hay una, se le acumula el trabajo y se nota que no lo va a llevar con calma. Entonces sale la cocinera para enseñarme el único chuletón de buey que quedaba. Pesaría 1,7 kg tranquilamente por lo que me decido a dejarlo para otro día y pedir otra cosa.
- Pues un entrecot, por favor, este es demasiado grande.
- Ay, no nos queda, es que bla bla bla...
- No pasa nada, venga, pues un cachopo de la casa.
- Ay, es que no nos queda, pero te lo preparo, lo único que va a tardar un poco porque estamos un poco liados... -claro, 7 chavales, la otra pareja y nosotros...
- ¿por que no pruebas el capricho ibérico? -y yo, coño, me está ofreciendo algo que no viene en la carta, que raro, mejor no me arriesgo, nada, pido el secreto ibérico. Nada de caprichos ibéricos.
- No, mejor el secreto ibérico por favor.
- Ah, jajaja, eso, quería decir secreto ibérico, ay que cabeza. ¿Que quereis de beber?
- Vino con casera y una coca-cola, si puede ser, sin cafeina.
- eeeeee, un segundo, voy a mirar...
Ni sin cafeína ni con cafeína, pesi (como el anuncio). Que voy a decir del secreto ibérico, pues bastante bien si no llega a ser que por el centro estaba crudete, aunque lo entiendo, con el apurón que estaban teniendo en esos momentos... Mi mujer terminó pidiendo el filete con patatas fritas como si de un infante se tratara, que después de todo seguro que fue la mejor opción. Y mientras deleitábamos esta fantástica comida dominical no pude evitar escuchar como los chavales de detrás tenían similares "problemas" con la carta y la comida, y para rematarlo todo, también con la bebida, porque, ¿qué puedes esperar de un restaurante en el que en la entrada reza con un gran cartel la palabra SIDRERIA y cuando estos chavales piden sidra para tomar la camarera les dice que no tienen sidra enfriando y que tiene que ser del tiempo...
En fin, que tenía pensado fundir unos 60-80 euros y terminé pagando 20 por todo, salimos cagando hostias y nos fuimos directamente al McDonald´s de Uría donde me comí una hamburguesa y un helado con caramelo y cacahuetes (otro día escribiré la crítica del Mc) y me quedé como un Pepe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario